Bilingualism and cognitive reserve: A critical overview and a plea for methodological innovations.

Frontiers in Aging Neuroscience

Calvo, N., García, A. M., Manoiloff, L. & Ibáñez, A. (2016). Bilingualism and cognitive reserve: A critical overview and a plea for methodological innovations. Frontiers in Aging Neuroscience 7, 249. Online: http://bit.ly/1NDf3p

El declive de las habilidades cognitivas a lo largo de un envejecimiento saludable o patológico puede ser frenado por experiencias que fomenten la reserva cognitiva (RC). Recientemente, algunos estudios sobre la enfermedad de Alzheimer han sugerido que la RC puede ser mejorada por el bilingüismo de por vida. Sin embargo, las pruebas son inconsistentes y se basan en gran medida en enfoques retrospectivos que presentan varias debilidades metodológicas. Algunos estudios demostraron un retraso de al menos 4 años en los síntomas de la demencia, mientras que otros no encontraron tal efecto. Además, diversos aspectos metodológicos varían de un estudio a otro. En el presente documento se abordan las conclusiones contradictorias, se identifican las posibles variables acechantes y se esbozan las alternativas metodológicas al respecto. En primer lugar, se caracterizan los posibles factores de confusión que pueden haber influido en los resultados existentes. Nos centramos en los criterios para establecer el bilingüismo, las diferencias en el diseño de las muestras, los instrumentos utilizados para examinar las aptitudes cognitivas y el papel de las variables que se sabe que modulan la cognición a lo largo de la vida. En segundo lugar, proponemos que estas limitaciones podrían evitarse en gran medida mediante enfoques experimentales. El dominio del idioma no nativo puede evaluarse con éxito combinando medidas subjetivas y objetivas; las variables de confusión que se han asociado de manera distintiva con determinados grupos bilingües (por ejemplo, el alcoholismo, los trastornos del sueño) pueden abordarse mediante los instrumentos pertinentes; y el estado cognitivo podría aprovecharse mejor mediante exámenes cognitivos sólidos y baterías ejecutivas. Además, las investigaciones futuras deberían incorporar tareas que den lugar a pautas previsibles de rendimiento contrastivo entre bilingües y monolingües. De manera crucial, éstas incluyen instrumentos que revelan desventajas bilingües en el vocabulario, efectos nulos en la memoria de trabajo y ventajas en el control inhibitorio y otras funciones ejecutivas. Por último, los paradigmas que aprovechan la interferencia proactiva (que evalúan el efecto perturbador de la memoria a largo plazo en la información recién aprendida) también podrían ofrecer datos útiles, ya que este fenómeno parece ser mejor manejado por los bilingües y se hace evidente en las primeras etapas de la demencia. Esas consideraciones pueden arrojar luz no sólo sobre la relación entre el bilingüismo y la RC, sino también sobre mecanismos más generales de compensación cognitiva.

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Bilingualism and cognitive reserve: A critical overview and a plea for methodological innovations.

Frontiers in Aging Neuroscience

Calvo, N., García, A. M., Manoiloff, L. & Ibáñez, A. (2016). Bilingualism and cognitive reserve: A critical overview and a plea for methodological innovations. Frontiers in Aging Neuroscience 7, 249. Online: http://bit.ly/1NDf3p

The decline of cognitive skills throughout healthy or pathological aging can be slowed down by experiences which foster cognitive reserve (CR). Recently, some studies on Alzheimer’s disease have suggested that CR may be enhanced by life-long bilingualism. However, the evidence is inconsistent and largely based on retrospective approaches featuring several methodological weaknesses. Some studies demonstrated at least 4 years of delay in dementia symptoms, while others did not find such an effect. Moreover, various methodological aspects vary from study to study. The present paper addresses contradictory findings, identifies possible lurking variables, and outlines methodological alternatives thereof. First, we characterize possible confounding factors that may have influenced extant results. Our focus is on the criteria to establish bilingualism, differences in sample design, the instruments used to examine cognitive skills, and the role of variables known to modulate life-long cognition. Second, we propose that these limitations could be largely circumvented through experimental approaches. Proficiency in the non-native language can be successfully assessed by combining subjective and objective measures; confounding variables which have been distinctively associated with certain bilingual groups (e.g., alcoholism, sleep disorders) can be targeted through relevant instruments; and cognitive status might be better tapped via robust cognitive screenings and executive batteries. Moreover, future research should incorporate tasks yielding predictable patterns of contrastive performance between bilinguals and monolinguals. Crucially, these include instruments which reveal bilingual disadvantages in vocabulary, null effects in working memory, and advantages in inhibitory control and other executive functions. Finally, paradigms tapping proactive interference (which assess the disruptive effect of long-term memory on newly learned information) could also offer useful data, since this phenomenon seems to be better managed by bilinguals and it becomes conspicuous in early stages of dementia. Such considerations may shed light not just on the relationship between bilingualism and CR, but also on more general mechanisms of cognitive compensation.

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