Direct evidence of the role of cardiac signals in the processing of emotions

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A team led by Argentine scientists performed electroencephalograms and measurements of the beats of 10 participants who watched videos with positive, neutral and negative emotional content. The work lays the foundation for better understanding psychiatric disorders related to anxiety or depression.

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The bilingual brain: superbrain?

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The discussion is settled: those who speak more than one language have a superior brain?

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Negative effects in the cognitive area

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The effects generated by the consumption of paco in the organism are not deeply studied worldwide because it is an evil that impacts mainly in Latin America and Africa, but not in the United States and Europe.

For this reason, the Institute of Cognitive and Translational Neuroscience, Ineco, Favaloro and Conicet is carrying out the first multi-level neurocognitive study on paco to know its impact on the brain and behavior.

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The castle of the mind

Tengo que escribir este texto. El café con leche se enfría. Ocho grados es la temperatura en Buenos Aires, dice la radio. Ahora, la luz del amanecer se concentra en un punto que enceguece.

Un momento. ¿Qué es esa voz que me habla?¿De dónde salen estas imágenes fugaces? ¿Qué o quién es este «yo»? ¿Dónde estaba anoche mientras dormía?

La ciencia explica muchos de los misterios que nos rodean. Sabemos que la Tierra gira alrededor del Sol y que la gravedad deforma el espacio-tiempo, elaboramos un mapa de cómo evoluciona la vida en el planeta, entendemos los mecanismos de muchas enfermedades y hacemos pronósticos del tiempo. Pero la respuesta a estas preguntas y varias otras por el estilo se presentan como un desafío monumental, tal vez el mayor que tenemos por delante.

Como escribieron Agustín Ibañez y Adolfo García en ¿Qué son las neurociencias? (Paidós, 2015), «para ser francos, nadie sabe cuál es la magia por la que los iones, las proteínas, los neurotransmisores y las señales eléctricas que corretean por el cerebro producen imágenes, melodías, emociones, cálculos y lenguaje. (…) cierre los ojos y deje que en su cabeza suene el Himno Nacional Argentino. No lo cante en voz alta; sólo escúchelo internamente. Las neurociencias pueden decirle que en ese proceso intervinieron de modo crucial las regiones perisilvianas izquierdas, que hubo contribución de áreas homólogas del hemisferio derecho, que intervinieron tales y cuales neurotransmisores, y demás. Lo que no sabemos es cómo o por qué ese hecho neurobiológico evoca la canción, ni mucho menos qué aspectos de ese enjambre neuronal nos hacen vivenciarla de modo único y privilegiado.»

De hecho, entender qué es la conciencia era considerado, hasta no hace tanto, un problema inabordable. Hubo quienes consideraron que pretender desentrañar este nudo gordiano, que la mente explique la mente, era como querer saltar tirándose de los cordones de los zapatos. Pero eso está empezando a cambiar.

Desde el martes y hasta hoy, Buenos Aires recibe a varios de los más brillantes investigadores que se internan por este territorio sin cartografiar. En el Centro Cultural de la Ciencia, de Palermo, la crème de la crème de esta disciplina (que incluye a nombres ya legendarios, como Stanislas Dehaene y Daniel Dennett) discute los últimos hallazgos y plantea nuevos interrogantes en las sesiones de alto voltaje de la 20» Reunión Anual de la Asociación para el Estudio Científico de la Conciencia, organizada por los argentinos Tristán Bekinschtein, Agustín Ibañez, Facundo Manes y Mariano Sigman.

En la sesión inaugural, el investigador belga Steven Laureys, especializado en neurología de la conciencia, hizo una reflexión minuciosa sobre lo que hoy se sabe para orientar el diagnóstico clínico en casos de vida vegetativa o de mínima conciencia, qué ocurre en el cerebro cuando un paciente está en coma o bajo los efectos de la ketamina. Sus trabajos muestran que detectar «islotes» de conciencia a partir de señales cerebrales no sólo es una curiosidad científica, sino que permite predecir más o menos bien si una persona se recuperará en el corto plazo. También planteó cuestiones espinosas: «Nadie sabe hoy cómo es vivir mínimamente consciente. ¿Vale la pena?».

En la antigüedad se creyó que la mente consciente era un ente inmaterial que escapaba a las leyes de la física. Pero en estos días, como escribe Dehaene en el maravilloso La conciencia en el cerebro (Siglo XXI, 2015), «el misterio filosófico se convirtió en un fenómeno de laboratorio», «un campo fascinante», que «está a la vanguardia de la investigación neurocientífica».

El resultado de los esfuerzos de tantos cerebros fulgurantes tal vez decepcione. Como me advirtió anteayer durante una entrevista el filósofo Daniel Dennett, «para muchos, la conciencia es una suerte de magia. Bueno, es como la magia del escenario y puede ocurrir que los desilusionemos de la misma forma en que ocurre cuando nos damos cuenta de cómo un mago hace sus trucos. Sin embargo, así como en la definición de la vida no hay ningún remedio mágico, más que proteínas, moléculas de ADN y elementos de todos los días, lo mismo pasará con la conciencia».

Aunque, pensándolo bien, eso es tal vez más fantástico: que el castillo de la mente surja de una azarosa, espectacular combinación de elementos de algún modo «banales».

Nada más y nada menos.

Cognitive neuroscience in Argentina

Hace solo algunos años, la palabra «neurociencias» era desconocida para la mayoría de los argentinos. Hoy, por el contrario, es un término de uso corriente en librerías, novedades bibliográficas, noticias destacadas en los medios de comunicación, suplementos culturales y económicos y conferencias masivas en nuestro país.

Desde hace algunas décadas en el mundo, los alcances que el estudio del cerebro ha ofrecido para el tratamiento de enfermedades neurológicas y psiquiátricas y también para el conocimiento general del ser humano son enormes. Hoy sabemos cómo manejar ciertas enfermedades que se consideraban inabordables, explicar las bases cerebrales de condiciones neurológicas y neuropsiquiátricas y rehabilitar personas con lesiones cerebrales proponiéndoles una mejor calidad de vida; así también las neurociencias cognitivas han realizado aportes considerables para el reconocimiento de las intenciones de los demás y de los distintos componentes de la empatía, de las áreas críticas del lenguaje, de los mecanismos cerebrales de la emoción y de los circuitos neurales involucrados en ver e interpretar el mundo que nos rodea.

Estos alcances no han quedado relegados a los consultorios médicos, sino que se han expandido a diversas ramas de la ciencia y la sociedad: se habla de neuroprotección, del cerebro empático, de neuroeducación y hasta de cómo los procesos cerebrales pueden impactar en cuestiones vinculadas al derecho. Porque conocer cómo funciona nuestro cerebro es clave no sólo para los científicos, sino también para toda la comunidad.

«Conocer cómo funciona nuestro cerebro es clave no sólo para los científicos, sino también para toda la comunidad

En nuestro país, si bien el avance de las neurociencias cognitivas humanas se expandió hace menor tiempo, se ha dado con un ímpetu que en otras épocas hubiese sido inimaginable. Este proceso no fue azaroso sino que se dio como resultado del impulso que han brindado personas e instituciones. Solo por nombrar algunos de estos protagonistas, es preciso reconocer la especial labor que ha tenido Nora Bär desde este mismo diario, quien ha divulgado con responsabilidad, constancia y sabiduría los esfuerzos de innumerables investigadores argentinos por conocer este órgano fascinante que es el cerebro.

También, con el tiempo, otros grandes medios nacionales fueron contando entre sus profesionales con destacados periodistas especializados. Por otro lado, importantes divulgadores, que además de formar a una generación de excelentes neurocientíficos cognitivos, han tomado a su cargo la promoción de dichos conocimientos a las más variadas audiencias llevando la ciencia a exposiciones de arte, el tango, actos de magia y hasta canchas de fútbol.

Como resultante de este estado de situación privilegiado y promisorio de las neurociencias cognitivas en nuestro país, este mes confluyen en Buenos Aires una serie de acciones académicas y de divulgación de trascendencia local, regional y mundial.

El Centro Cultural de la Ciencia (C3) del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación productiva, por caso, impulsa a éste como el mes del cerebro y por eso se están llevando adelante allí distintas propuestas participativas, muestras y conferencias. Asimismo, esta semana y la próxima se están desarrollando casi conjuntamente tres grandes eventos para la comunidad de neurocientíficos en los que convergerán en Buenos Aires investigadores del más alto nivel que llegan desde los lugares más variados del mundo: el Congreso Mundial en Cerebro, Comportamiento y Emociones, que ha convocado a figuras tales como Joseph LeDoux, Barbara Wilson y Donald Stuss, entre muchos otros, referentes en el estudio de la emoción, la rehabilitación y la neuropsicología de los trastornos cerebrales; además, el martes 14 de junio comenzó en Buenos Aires el Congreso Anual de la Asociación del Estudio Científico de la Conciencia, que convoca a figuras tales como Stanislas Dehaene, Michael Graziano y Daniel Dennet; por otra parte, el 21 de junio se llevará a cabo el Simposio Anual de la Fundación Ineco, coordinado por Tristán Bekinschtein, María Roca y Agustín Ibáñez,en el que científicos de primer nivel -como Jerome Sackur, Axel Cleeremans, Henrik Ehrsson eIan Phillips, solo por nombrar algunos- se darán cita en el Malba para disertar acerca de los Nuevos Desafíos en Neurociencias Cognitivas.

Todo esto nos revela que en estos últimos años no solo las neurociencias están en el centro de la vida de los argentinos sino que hoy, además, nuestro país se ha convertido en un lugar central para las neurociencias cognitivas.

Neuroscience: the heart also beats in the brain

A new study by Argentine researchers shows how the brain continually monitors the internal states of the organism, supporting a long-standing intuition that there is no schism between mind, body, and brain. The paper has been published in Philosophical Transactions of the Royal Society B, the oldest scientific journal of humanity, with authors as eminent as Newton and Darwin. Read the full article here.

The brain bases of reading: What is known about them?

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In the International Book Day Adolfo García CONICET researcher talks about the neurocognitive mechanisms involved in the process of reading and writing.

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How to give the talk of your life

Prepararse hasta el agotamiento, ser un poco actor y creer en lo que se cuenta, las claves para dar charlas TED o estilo Pecha Kucha. Los modelos para saber motivar y transmitir en la vida empresarial.

 

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